domingo, 29 de enero de 2012

Siempre me quedará...

Y miro a mi alrededor y no veo nada. Pura oscuridad. Hay un trozo de luz en esta oscuridad, pero no lo ilumina todo. Siempre me quedará la voz suave del mar, mientras la lluvia me moja, me empapa, me cala. 

¿Qué hay más allá de ese horizonte? ¿Más allá de esas nubes? ¿De esas estrellas?

Las nubes empañan el cielo, te estás congelando. Sientes frío, y poco a poco te empiezas solidificar, convirtiéndote en una estatua al lado del mar. La marea sube, pero tú sigues firme en la orilla. Todo lo firme que se puede estar encima de las arenas movedizas de la vida.

Tu peso, tu culpa, te arrastra y te hunde, mientras la marea sube y te ahoga. Sin poder hacer nada, ves cómo las nubes dejan pasar un rayo de sol. El último rayo de sol que verás antes de sumergirte en las profundidades del océano. Para siempre.

Luna Plateada


martes, 3 de enero de 2012

Big city

-Venga, elige uno.
-¡¿En serio?! -dije casi gritándole.
-Sí, hazlo antes de que me arrepienta - dijo mientras se reía
-Idiota. Si no fuera porque quiero uno desde hace mucho tiempo, no lo aceptaría. ¿Te queda claro?
-Jajajaja Sí, sí, pero lo vas a aceptar. La señorita que nunca acepta nada - dijo mientras me mostraba una de esas sonrisas tan dulces.
-¡Quiero ese! El canelo.
-¿Ese?-me dijo al tiempo que ponía una cara rara.
-Me dijiste que elegía yo, ¿no? Pues venga, ese.
-Vale, voy - dijo desapareciendo por la puerta.
Ya en la calle. Paseaba junto a mi regalo, un precioso perro canelo.
-Pareces una niña pequeña con su regalo de reyes. Dime, pequeña, ¿qué edad tienes?
-Jajaja Idiota -dije mientras le abrazaba.
-No, venga, dime, ¿qué edad tienes?
-Mmm... -pensé, mientras él seguía esperando- Desde que tengo conciencia siempre he existido.
Me paró en medio de todo aquel gentío, y me miró a los ojos. Yo le aparté la mirada. Se acercó, y antes de que me besara le dije:
-¡Já! ¿Ves? Me echabas de menos.
-Siempre
-Pues yo ahora tengo un perro, que lo sepas. Y tus ojos ya no se comparan con los de él.
-Jajaja Sigues siendo igual de idiota - me dijo, mientras me cogía de la mano.
-Perdona, el idiota aquí eres tú. Por cierto, le falta un collar al perro.
-No, tiene uno -dijo mientras lo señalaba.
-¿Quién ha dicho que me refería a este perro? -dije mientras le enseñaba un collar que le había comprado- Feliz Navidad.
-Me encantas, aunque estés todo el rato llamándome perro jajaja. Me gusta mucho este collar.
-Lo sé. Por cierto, ¡Cómo duele la verdad ehh! Espero que el perro, que por cierto no tiene nombre, no se ofenda cuando te llamo perro a ti -dije burlándome, una vez más, de él.
-Bueno, a ver, vamos a buscarle un nombre -dijo mientras caminábamos de la mano calle abajo por aquel laberinto llamado ciudad.


Luna Plateada